El chocolate tiene una historia milenaria que comenzó en el Nuevo Mundo. En 1520, Cristóbal Colón introdujo el cacao en Europa tras traer los granos de cacao de sus expediciones. En México, los nativos utilizaban estas habas no solo como alimento, sino también como moneda. El proceso del chocolate es una combinación de arte y ciencia.
A partir del cacao se obtiene, por un lado, la pasta de cacao, de color marrón oscuro y sabor amargo, y por otro la manteca de cacao, que es la grasa natural del grano de cacao. Al mezclar estas dos con azúcar, y en algunos casos con leche o frutos secos, nacen diferentes tipos de chocolate: negro, con leche o blanco. Un buen chocolate tiene un color caoba oscuro, brillante y liso, nunca negro. Su textura es suave, se funde en la boca sin dejar una sensación grasienta, y se rompe con un crujido leve cuando se muerde, sin ser untuoso.
Los enemigos del chocolate son el calor, el frío, la humedad y los olores fuertes, por lo que se debe conservar entre los 15-18ºC, en un lugar fresco, seco y protegido de la luz. En Chocolates de Mendaro, seguimos estas pautas estrictas de calidad en cada paso, garantizando que cada pieza de chocolate mantenga las características que lo hacen excepcional, desde su brillo hasta su inconfundible sabor.